Hoy
despierto en Lleida, donde nací y viví hasta los 25 años. Estaba dudando si
escribir “despierto en casa” ….pero no, esta ya no es mi casa. Siento que he
perdido mis raíces…Y aunque muchos pensareis que es una pena, yo me considero afortunada porque siento que
mis raíces están esparcidas por muchas partes del mundo. En numerosos lugares he estado como en casa, gracias al
calor que me ha dado la gente que he ido conociendo por el camino.
Hoy
despierto con una mezcla de sentimientos. Estoy
feliz por encontrarme con mi familia y amigos y por retomar un estilo de
vida más estable. Pero también estoy
triste porque no se cuando podré volver a viajar y esta forma de vida
engancha. Las emociones constantes, descubrir nuevos paisajes y culturas, ser
dueña de tu tiempo ha sido el ritmo general durante todo este tiempo y no es
fácil renunciar a ello.
No recuerdo
cuando empecé a soñar con dar LA
VUELTA AL MUNDO, pero creo que todos, en mayor o menor medida,
fantaseamos con esta idea….Y ahora que he podido conocer 17 países en 14 meses,
soy consciente de que “quien la sigue la consigue” y que los sueños deben mantenerse despiertos. Por eso me encantaría que
mi experiencia contagie a otras personas a viajar o a alcanzar los sueños que
se propongan, porque si hay algo que deseas de verdad no importa ni la edad, ni
el sexo, ni si lo harás solo…. Y es que “en
20 años estarás más decepcionado por lo que no hiciste que por lo que hiciste” (Mark
Twain)
A día de hoy, me doy cuenta de que soy una
persona afortunada. Mis angelitos de la guarda me han ayudado durante este
tiempo (me han salvado de autobuses kamikaces, agujeros en las aceras,
terremotos y volcanes, animales salvajes….). Y no solo a mi, también han
protegido a mi familia, porque también hubiera sido una causa de interrupción
del viaje.
Lo mejor de
viajar es la sensación de estar aprendiendo a cada momento.
Lo primero
que he aprendido, y lo que me hace más feliz, es que, en general la gente es buena. He encontrado gente
que me ha ayudado, otros me han protegido, otros me han ofrecido comida y
alojamiento de forma desinteresada… Y solo por eso, esta experiencia ya ha
valido la pena.
Otra de las
cosas que he descubierto viajando con la casa a cuestas, que es muy poco lo que se necesita para vivir.
Que todo cabe en una mochila. Y cruzo los dedos para que pueda conservar este
estilo de vida sencillo, nada fácil cuando te rodea un mundo de consumismo.
Y como no,
he aprendido a conocerme a mi misma, a
saber donde están mis límites y a abrir mi mente.
Y
seguramente con la perspectiva que te da el tiempo, me daré cuenta de muchas más
cosas de las que no soy consciente ahora y hasta que punto me ha podido cambiar
este viaje.
No me regalen más libros
porque no los leo.
Lo que he aprendido,
es porque lo veo.
Mientras más pasan los años,
más me contradigo cuando pienso.
El tiempo no me mueve,
yo me muevo con el tiempo.
Soy las ganas de vivir,
las ganas de cruzar,
las ganas de conocer
lo que hay después del mar.
Yo espero que mi boca
nunca se calle,
también espero que las turbinas de este avión
nunca me fallen.
No tengo todo calculado
ni mi vida resuelta,
sólo tengo una sonrisa
y espero una de vuelta.
Yo confío en el destino
y en la marejada.
Yo no creo en la Iglesia
pero creo en tu mirada.
Tu eres el sol en mi cara
cuando me levanta,
yo soy la vida que ya tengo,
tu eres la vida que me falta.
Así que agarra tu maleta,
el bulto, los motetes,
el equipaje, tu valija,
la mochila con todos tus juguetes, y..
Dame la mano y vamos a darle la vuelta al mundo,
darle la vuelta al mundo,
darle la vuelta al mundo.
porque no los leo.
Lo que he aprendido,
es porque lo veo.
Mientras más pasan los años,
más me contradigo cuando pienso.
El tiempo no me mueve,
yo me muevo con el tiempo.
Soy las ganas de vivir,
las ganas de cruzar,
las ganas de conocer
lo que hay después del mar.
Yo espero que mi boca
nunca se calle,
también espero que las turbinas de este avión
nunca me fallen.
No tengo todo calculado
ni mi vida resuelta,
sólo tengo una sonrisa
y espero una de vuelta.
Yo confío en el destino
y en la marejada.
Yo no creo en la Iglesia
pero creo en tu mirada.
Tu eres el sol en mi cara
cuando me levanta,
yo soy la vida que ya tengo,
tu eres la vida que me falta.
Así que agarra tu maleta,
el bulto, los motetes,
el equipaje, tu valija,
la mochila con todos tus juguetes, y..
Dame la mano y vamos a darle la vuelta al mundo,
darle la vuelta al mundo,
darle la vuelta al mundo.